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  • Antonio López Díaz

Veinte años viudas en Krusha e Madhe

Updated: Dec 15, 2021

Cada 26 de marzo el cementerio de Krusha e Madhe, en Kosovo, se llena de mujeres que visitan junto a sus hijos las tumbas de sus maridos. Este año será una ocasión especial, se cumplen veinte años de la ejecución de la mayoría de los hombres del pueblo, más de doscientos, a manos del ejército yugoslavo y las fuerzas paramilitares serbias durante la guerra de Kosovo


Elfete Nalli. Veinte años viudas en Krusha e Madhe
Elfete Nalli. 77 años de edad. Tres de sus hijos fueron asesinados.

Krusha e Madhe es el pueblo donde tuvo lugar una de las matanzas más horribles durante la guerra de Kosovo en 1999. 226 civiles fueron asesinados; 46 de los cuerpos aún no se han encontrado porque presuntamente fueron incinerados o arrojados al río Drini i Bardhe. Uno de los sobrevivientes afirma que toda la población corrió hacia las montañas a refugiarse desde que las fuerzas serbias los rodearon. Los kosovares fueron separados en hombres, mujeres y niños, y todos los hombres fueron asesinados, aunque fueran menores. Las mujeres con los niños huyeron de Krushe e Madhe y se dirigieron a la frontera albanesa. Una vez que terminó la guerra y regresaron, el pueblo entero había sido destruido; todas las casas, mezquitas, escuelas, etc. habían sido quemadas.


Glylije, y Florije. Veinte años viudas en Krusha e Madhe.
Glylije, de 83 años y Florije, su nuera, 56 años. Durante la guerra, huyeron a Albania y allí vieron en las noticias cómo la policía serbia había asesinado a 56 personas en su casa (en el fondo) Han dejado el lugar intacto a modo de homenaje a las víctimas.

EULEX, la misión de la Unión Europea encargada de organizar las instituciones civiles y judiciales tras la guerra, comenzó las investigaciones en 2008 pero diez años después abandonaron el país sin encontrar a los culpables. En el juicio que se lleva a cabo en la actualidad contra un excombatiente serbio, un testigo asegura haberle visto tras la matanza junto al rio Drini en un camión cargado de cadáveres .


Durante el ataque de la policía serbia, los residentes de la aldea se refugiaron en una zona boscosa a las afueras de Krushe e Madhe, donde pudieron ver cómo los serbios sistemáticamente saqueaba y quemaba las casas de los aldeanos. En la mañana del 26 de marzo de 1999, la policía serbia encontró a los aldeanos en el bosque. Ordenaron a las mujeres y a los niños pequeños que abandonaran la zona y les expulsaron a Albania. Buscaron a los varones y tomaron sus documentos de identidad, y después de eso, les obligaron a caminar a una casa deshabitada entre el bosque y Mala Kruša / Krushe e Vogel. Una vez que los reunieron dentro, abrieron fuego contra el grupo. Tras varios minutos de disparos, quemaron los cuerpos.


Las mujeres quedaron solas tras haber perdido a sus maridos,  con familias que mantener y casas que reconstruir, partiendo de la nada y en extrema pobreza. Tan solo tenían la tierra, que nunca habían pisado al estar considerado un trabajo de hombres. Fue cuando decidieron que juntas saldrían adelante y formaron la cooperativa donde comercializar los productos que obtenían de sus campos. Los pimientos crecieron en los campos que habían sido regados con el sudor de sus hombres y ahora el de sus mujeres, para salvar a un pueblo de la condena impuesta de la desaparición.



Fahrije Hoti , las viudas de Krusha e Madhe
Fahrije Hoti es la presidenta y promotora de la cooperativa Su marido fue una de las víctimas, sus restos no han sido aún encontrados.

Coperativa de mujeres. Veinte años viudas en Krusha e Madhe.
Coperativa de Krusha e Madhe.

 Besire Duraku. Veinte años viudas en Krusha e Madhe.
Besire Duraku es una de las viudas que trabajan en la cooperativa. Su marido continúa desaparecido.

 Valdete Nalli. Veinte años viudas en Krusha e Madhe.
Valdete Nalli. Sus hermanos Shaban, Besim y Agim fueron asesinados en el patio de su casa donde posa con sus retratos.

Francisco Javier Naranjo, forense.
Instituto de medicina forense. Francisco Javier Naranjo es uno de los expertos forenses de EULEX que trabajan para encontrar personas desaparecidas en Kosovo. Los serbios dejaron de utilizar fosas comunes después de la guerra de Bosnia y dispersaron a los asesinados por diversos lugares, cementerios e incluso llevando cuerpos a Serbia, lo que hace que sea muy difícil encontrar a las personas aún desaparecidas. Hay una base de datos de ADN para comparar los restos encontrados e identificarlos. Los médicos forenses locales han sido entrenados para continuar con la tarea tras la retirada del EULEX el pasado año. Continúan encontrando cuerpos regularmente.



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