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Nicosia, la Ciudad Herida 

Una ciudad es un ser vivo, respira, huele, late, fluye la vida por sus arterias. Una ciudad no se puede dividir porque se creó para ser una sola, porque comparte sus entrañas, alcantarillas, colectores, conducciones eléctricas….  sus calles se buscan y encuentran muros y empalizadas  que las separan. No tiene sentido separar el cuerpo de un ser vivo para que se desarrolle en dos mitades separadas.

 

Este es el caso de Nicosia, la capital de Chipre, país que el próximo 1 de julio le llega el turno de presidir la Unión Europea. Este mandato coincidirá con el 38 aniversario de la separación de la isla y su capital en dos mitades.

 

Esta no  es una historia de buenos y malos, es la historia de una isla que no ha sabido estar sola, un país que no confió en  su independencia, influido por la larga lista de civilizaciones que anteriormente la dominaron. Chipre ha sido esclava de su importante situación geográfica. Senitas, hititas, egipcios, fenicios, persas  y, por supuesto, griegos. Formó parte del imperio de Alejandro Magno, del romano, bizantino. Conquistada por Ricardo Corazón de León en las cruzadas y vendida a los templarios que a su vez la vendieron de nuevo  a una dinastía de señores feudales franceses. En 1489 fue cedida al imperio veneciano quienes fortificaron Nicosia para defenderla de las continuas incursiones turcas. En el verano de 1570 se produce la invasión de la isla por el imperio otomano esta vez por el sur. Está dominación duró tres siglos, creándose un nuevo grupo étnico  formado por los soldados  turcos a los que el imperio concedió tierras para que la población turco-chipriota creciera rápidamente. A principios del XIX los greco-chipriotas apoyaron la independencia griega del imperio otomano y tras la victoria de los griegos estos comienzan a reclamar la unión de la isla a su país. A finales de este siglo, los turcos firman un pacto con el imperio británico y les ceden el control de la isla. Tras la segunda guerra mundial las dos etnias que pueblan Chipre tienen dos claras opiniones;  los greco-chipriotas buscan la independencia para anexionarse a Grecia en la llamada enosis, los turco-chipriotas prefieren seguir bajo el imperio británico o partir la isla en dos, taksim (partición) para los turcos.  En los años cincuenta se funda la guerrilla del EOKA la Organización Nacional de Combatientes Chipriotas, comandada por Georgios Girvas, aunque chipriota, un héroe para los griegos durante  la Segunda Guerra Mundial. Se inicia un hostigamiento hacia los británicos hasta conseguir la independencia en el verano de 1960. La constitución promueve un gobierno mixto con un presidente y dos tercios de ministros greco-chipriotas  y un vicepresidente y un tercio de ministros turco-chipriotas.

 

Georgios Girvas fue un personaje importante en la historia de Chipre entrando y saliendo de la isla en diferentes ocasiones siempre con la idea de la enosis y el enfrentamiento con los turco-chipriotas.

 

Tras graves incidentes entre ambas comunidades los turco-chipriotas salen del gobierno. Los radicales partidarios de la enosis emprenden acciones violentas contra los turco-chipriotas y a finales del 63 se inicia un nuevo conflicto que desencadena una guerra civil entre las dos etnias con la intervención turca para defender los intereses de los turco-chipriotas.  En 64 entra en la isla la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP), pero los enfrentamientos entre las dos comunidades  se repiten durante los años posteriores.

 

El 15 de julio de 1974 se produce un golpe de estado contra el Gobierno de Makarios, jefe de la iglesia ortodoxa chipriota y presidente del gobierno, que aunque anteriormente fue partidario de la enosis, en ese momento no la contemplaba ante el temor de una invasión turca.   El  golpe llevado a cabo  por  parte de militares greco-chipriotas apoyados por la junta militar que había entrado a gobernar Grecia, fracasa. Aún así,  el ejército turco comienza la denominada operación Atila el 20 de julio,  invadiendo la isla por el norte con el pretexto de  evitar la  anexión a Grecia.  La invasión no solo significó pérdida de territorio, también trajo consigo miles de muertos, miles de desaparecidos, fosas comunes, prisioneros enviados a Turquía. Se igualaba así la lista de atrocidades entre los dos bandos.

  La invasión concluye el 16 de Agosto con un alto el fuego, se crea la “Línea Verde”, una zona de amortiguación que separa a las dos partes enfrentadas y es controlada por los cascos azules de la  UNFICYP.  Los turcos se negaron a abandonar la isla y comenzó así un éxodo entre las dos nuevas  partes creadas. Turquía comenzó su política de repoblar la isla con colonos procedentes de Anatolia para equilibrar la población tal y como hizo siglos atrás. El 15 de noviembre de 1983 se proclamó la República Turca del Norte de Chipre (RTNC), reconocida internacionalmente solo  por Turquía.

 

Nicosia quedo partida como una manzana convirtiéndose en dos capitales de dos estados enemigos. La zona de amortiguación, “Línea Verde” deja una brecha en el centro de la ciudad que se convierte en tierra de nadie, donde solo pueden pasar los soldados de la UNFICYP y donde el tiempo queda detenido creándose un ecosistema nuevo donde el centro de la capital se asemeja a un pueblo abandonado donde las hierbas han vencido al asfalto, donde las paredes y ventanas de las casas empiezan una continua degradación y los objetos quedan inmóviles durante décadas.  Las calles nos hablan, las huellas de los disparos en las fachadas nos susurran al oído como fueron las batallas. Los parapetos que nunca fueron conquistados contiene la misma arena con la que los soldados los llenaron precipitadamente aquel verano .A ambos lados las garitas y líneas de defensa de los dos contrincantes y sus banderas ondeando visibles para su vecino, la turca junto a  la de la República Turca del Norte de Chipre y enfrente la griega junto a la de Chipre.

 

Tras la partición, la vieja Nicosia, la ciudad que queda dentro de la circunferencia que forman  las murallas venecianas comienza a sufrir una rápida transformación, no solo por la “Línea Verde” también por el trato que va a recibir de los gestores políticos de ambos bandos.

La Nicosia del sur, la parte de Chipre, es una ciudad moderna con sus zonas comerciales, barrios residenciales, zona empresarial….  pero dentro de las murallas la ciudad es otra. La calle principal de este lado de la ciudad es  la calle Ledra, una calle peatonal y moderna plagada de tiendas de ropa de conocidas marcas, de restaurantes y de turistas. Comienza en el corazón de la ciudad antigua, en la misma “Línea Verde” y nos lleva en sentido sur hasta las murallas en un agradable paseo de medio kilómetro.. Si empezamos a adentrarnos en la vieja ciudad desde las murallas y según nos vamos alejando de este centro turístico encontramos otra Nicosia. Casas deshabitadas que no se han tocado desde que sus pobladores las abandonaron, bien porque ahora habitan en el otro lado, bien  porque se alejaron de la zona de la desgracia sacudida por la guerra y se alejan así del recuerdo cercano del enemigo, o bien porque nunca más se supo de sus dueños. Al ir aproximándonos al centro, donde termina esta parte de la ciudad y empiezan las empalizadas y los muros que la separan, vamos encontrando mas rastros de su herida, la ciudad se va muriendo poco a poco, zonas habitadas  solamente por viejos talleres y carpinterías que los días que cierran y cesan los ruidos de sierras, martilleos  y soldadoras de metal, convierte este área en un desierto silencioso, en una ciudad despoblada donde los únicos reclamos que atraen a la gente son los locales de ocio nocturno y el centro municipal de las artes.

 

En el resto de las calles abundan los residentes extranjeros que vinieron en los últimos años llamados por el auge económico de la zona euro, filipinos, paquistaníes, búlgaros y bangladesíes, ajenos a la pena que no vivieron y que deprime esta zona antigua. Los domingos  la ciudad vieja y el parque municipal pegado a la muralla se torna en lugar de reunión para cientos de filipinas que trabajan como empleadas domesticas en su  día libre. En los últimos tiempos es frecuente encontrar parejas mixtas de hombres chipriotas y filipinas.

Hacia el este, entre las iglesias ortodoxas de agios Kassianos y aggios Georgios y delimitados entre la vieja muralla y el lamentable muro, encontramos una zona residencial de casas bajas muy cotizada en la actualidad, donde la tranquilidad y el silencio solo lo rompen los rezos por los altavoces de los diáconos ortodoxos, o la llamada  a la oración de los imanes del otro lado de la “Línea Verde” .  El panorama general de la parte europea de la vieja ciudad de Nicosia es de tristeza, desanimo y soledad.

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